El eco de
la justicia en el abuso del poder
La cosmovisión andina siempre espera la justicia divina. En
los grupos indígenas que están en estrecha relación con la religión, hacen procesiones,
rituales religiosos, etc.
A lo largo de la historia, innumerables relatos han explorado
temas como la crueldad de quienes ostentan el dominio, las que encuentran a
menudo una respuesta de un orden superior.
Observo que este relato nos sumerge en la brutal realidad del
maltrato, la humillación y la manifestación simbólica de la justicia divina.
En el cuento “El sueño del pongo” es una parábola poderosa
que expone sin disimulo la brutalidad del abuso de poder que sufren los
indígenas en el contexto de la hacienda.
Desde el inicio, el pongo, un sirviente indígena de aspecto frágil
y de comportamiento sumiso y callado, es el reflejo directo de la opresión que
padece. Presentado como un ser humillado, víctima constante de las burlas y
maltratos del patrón y de los demás sirvientes.
El patrón, encarnando la figura del opresor, ejerce su poder
de manera cruel, disfrutando de la sumisión y el sufrimiento ajeno.
Las humillaciones a las que somete al pongo obligándolo a
actuar como un perro o rascarse como mono, no solo son actos de humillación, sino
símbolos de deshumanización a la que era sometido la población indígena por
parte de la clase dominante. Mas allá de esas acciones explicitas, el abuso
también se presenta en la indiferencia del patrón ante el sufrimiento del pongo,
en la normalización de la violencia verbal y física.
El pongo era tratado como un objeto sin valor, lo veían como
algo que el patrón podía usar para divertirse o descargar su frustración. Esto
demuestra que el abuso del poder no era algo puntual, sino algo normal y muy
arraigado en esa sociedad.
No obstante, es el sueño del pongo donde se revela la
justicia divina; la figura de San Francisco de Asís asume una postura de juez
celestial, él ordena cubrir de miel al patrón y de excremento al pongo y como
orden final dice que se laman el uno al otro. La acción de “lamer” el cuerpo
del otro, es un castigo simbólico; que restaura la dignidad del pongo. Al
obligar al hacendado a realizar actos humillantes, el sueño invierte el
sufrimiento y la vergüenza que el patrón infligió al pongo. Es una forma de
“ojo por ojo” simbólico, donde el sufrimiento infligido es devuelto.
“El sueño del pongo” es más que un simple cuento, es una
profunda reflexión sobre la opresión y la búsqueda de la justicia. José María
Arguedas nos invita a contemplar como el abuso del poder no solo destruye al
oprimido, sino que también corrompe al opresor.
La justicia divina es un mensaje de esperanza para aquellos
que sufren opresión. La obra de Arguedas nos hace cuestionar las dinámicas del
poder y a mantener la justicia que de una u otra forma, siempre encontrará el
camino para manifestarse.
👍
ResponderBorrarQ good 👍🏿
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