miércoles, 9 de julio de 2025

El poder de la interpretación de los sueños en el cuento "El Sueño del Pongo"

 


El poder de la interpretación de los sueños en el cuento "El Sueño del Pongo"

El cuento El Sueño del Pongo de José María Arguedas nos muestra cómo un simple sueño puede convertirse en una forma de justicia. A través de esta historia, vemos el sufrimiento de un sirviente indígena que es maltratado por su patrón. Pero en su interior guardaba un silencio que no era vacío, sino lleno de sentimientos y pensamientos que no podía decir en voz alta. Aunque parecía débil, su alma seguía viva. Ese silencio no era cobardía, sino una forma de aguantar el dolor. La única manera en que pudo expresarse fue a través de un sueño, y no cualquier sueño, sino uno que decía todo lo que él no podía gritar.

En ese sueño, tanto él como su patrón morían y eran juzgados por un ángel. El ángel los miraba con seriedad y les asignaba su destino. El patrón, quien en vida fue cruel, fue untado con miel por todo el cuerpo, mientras al pongo lo llenaron de excremento. Esta parte no es solo sorprendente, también representa cómo el ponguito, en lo más profundo de su ser, anhelaba que se hiciera justicia.

Este sueño no es una simple fantasía, es una forma simbólica de devolverle dignidad al pongo, porque en la realidad nunca la tuvo. Como dijo Mario Vargas Llosa, la literatura no solo narra, también repara. En ese caso, el cuento repara el sufrimiento del pongo a través de un acto imaginario, pero justo. El sueño demuestra que incluso una persona maltratada puede tener un mundo interior valiente y poderoso.

Además, hay que recordar que José María Arguedas conocía muy bien la cultura andina, donde los sueños no solo son ilusiones, sino mensajes importantes. El antropólogo Rodolfo Kusch dijo que, para los pueblos andinos, soñar no es escapar de la realidad, sino otra forma de conocerla. Por eso, el sueño del ponguito no es solo un invento tonto, sino una forma seria de hablar desde el alma.

Cuando el pongo cuenta su sueño, demuestra que no está tan callado como parece. Se atreve a mostrar lo que piensa, aunque sea de forma simbólica. Su sueño es una pequeña venganza, pero también una afirmación de su valor como persona. Y como dijo la escritora Elena Poniatowska, la literatura le da voz a los que nunca han podido hablar. Eso es lo que Arguedas hizo: le dio voz al ponguito a través de su sueño.

El sueño del pongo no fue contado por casualidad. Lo compartió con su patrón como si su alma por fin hablara. Aunque nadie esperaba que él dijera algo tan importante, ese sueño cambió todo. Con sus palabras suaves logró mostrar una gran verdad: que el maltrato no siempre queda sin respuesta. Tal vez no exista castigo en la vida real, pero en su mundo interior sí puede imaginar que la justicia llega.

Este sueño muestra que el pongo, aunque callado, no está vacío por dentro, todo lo contrario. Ha guardado tanto dolor que solo puede sacarlo soñando. Y eso no es poca cosa. Sigmund Freud dijo que los sueños son una forma de liberar lo que no se puede decir cuando estamos despiertos. En este caso, el pongo libera su sufrimiento transformándolo en una historia donde él gana dignidad y el patrón recibe un castigo.

El mensaje es simbólico: el excremento representa la corrupción del poder, mientras que la miel representa la nobleza silenciosa del ponguito. Él no necesitó gritar ni vengarse con violencia, sino que usó su imaginación para darle sentido a su sufrimiento. Es una forma de resistencia invisible, pero poderosa.

Además, no podemos olvidar que Arguedas entendía la forma de pensar de los pueblos andinos. Él creció entre comunidades quechuas y sabía que los sueños no se toman a la ligera. En muchas oportunidades, se toman como verdad. Por eso, en el cuento, el sueño no es burlado. El patrón se queda callado para escucharlo. Es como si, en ese momento, reconociera que ese humilde sirviente había dicho algo grande.

El antropólogo Rodolfo Kusch también habló sobre esto. Él decía que, en el mundo andino, soñar es otra manera de conocer la realidad, no de escapar de ella. Eso quiere decir que el sueño del pongo no es una simple fantasía, sino una forma seria de expresar lo que siente. Incluso si no puede cambiar nada con sus manos, puede hacerlo con su mente y su corazón.

También es importante notar que ese sueño fue contado al mismo patrón que lo maltrataba. Eso es muy valiente. Es como si el ponguito le dijera en su cara que, aunque en esta vida él tenga el poder, algún día las cosas se equilibrarán. La justicia puede tardar, pero no desaparece. Como dijo Elena Poniatowska, la literatura sirve para dar voz a quienes la sociedad ignora y, en este cuento, el pongo por fin habla.

En resumen, el sueño del pongo no es solo un momento del cuento, sino el corazón de toda la historia. A través de él, José María Arguedas nos muestra que los más humildes también tienen voz, aunque muchas veces no se escuche en la realidad. El sueño representa una justicia simbólica, una manera de equilibrar lo que en la vida real está roto. Aunque el pongo no puede defenderse con palabras ni con fuerza, en su interior guarda algo muy valioso: su dignidad.

Este cuento nos enseña que los sueños no son simples invenciones. Como dijo Freud, son reflejo de lo que sentimos de Verdad, y como dijeron otros autores, como Rodolfo Kusch o Elena Poniatowska, la literatura y los sueños pueden servir para resistir, y recordar que cada ser humano, por más maltratado o callado que esté, tiene un valor que nadie le puede quitar. Por eso, el sueño del pongo no solo es una historia triste, también es una historia valiente. Nos deja pensando que, aunque el mundo no siempre sea justo, el alma de una persona sí puede encontrar su propia manera de hablar, de soñar y de sanar. “Hasta el corazón más callado puede gritar justicia en un sueño (José María Arguedas).”

 

Ximena Elizabeth Ávila Flores
Cuarto año de secundaria, sección C

Colegio Andrés Avelino Cáceres Dorregaray
Perú BIRF


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