LA NAVIDAD CON UN REGALO INESPERADO
Un 24 de diciembre por la mañana, justo cuando el sol se asoma y los gallos del abuelo de mi primo empiezan su alboroto, mi abuela me sacudió como mata e´ mango: ¡papitoooo, arriba! ¡ya son las 6:37! me gritó con voz dulce, pero firme. Yo, todo acurrucado en las sábanas, refunfuñé porque sabía que con la abuela no se juega. Era el día de Nochebuena y eso significaba tradición, comida y el corre-corre de última hora, por supuesto.
Mi mamá ya andaba en la cocina preparando todo, desde la sala se escuchaba el tintineo de las ollas y el olor a café recién colado combinándose en un aroma super rico. Ustedes dos, apúrense que yo me quedo aquí arreglando la casa y adelantando la comida, nos dijo mi mamá con una sonrisa deslumbrante. Nosotros debíamos apurarnos porque si no todos los centros comerciales iban a ser vaciados: ¡vamos, que si no los malls van a estar al tope!
Llegamos al centro comercial y eso era un
hervidero de gente, parecía que todo el mundo hubiera tenido la misma idea que
nosotros. Mientras que mi abuela me jalaba de aquí para allá, yo deseaba que
ese momento hubiera terminado. Probamos un montón de camisas, pantalones y
hasta unos zapatos que me apretaban un poco: ¡nada de eso! ¡hoy tiene que
estar cómodo y presentable! decía cada vez que me probaba algo. Después de
lo que parecieron años, encontramos un conjunto que le gustara a mi abuela, un
pantalón blue jean y una camisa negra de cuadros: ves que sí encontramos
algo bonito para ti, ahora si pa´ la casa.
Llegamos a la casa sudados y con un hambre
horrible, mi mamá al vernos dijo: Ay, menos mal que llegaron, ayúdenme con
las hallacas, ¡es lo último que falta!, apenas mi mamá terminó de hablar,
fuimos a la cocina a terminar las hallacas, mientras yo picaba los pimentones y
mi abuela envolvía las que ya estaban listas para cocinar, mi mamá gritó: ¡Ay
Dios mío! ¡El pernil!, cuando sacamos el pernil del horno estaba negro y
duro. ¡No puede ser! ¡Justo el 24 de diciembre! ¿Ahora dónde compraremos
otro? dijo mi mamá super angustiada. Un gran silencio fue roto gracias a mi
tío Jhonattan que apareció con un pernil en las manos, escuché que se quemó
el pernil así que traje este de la casa. Mi abuela, mi mamá y yo nos
llenamos de felicidad porque ahora no iba a faltar el plato estrella.
Terminamos de cocinar y decorar, y empezaron a
llegar los primos, tíos y amigos. Fue una noche perfecta, comimos hasta más no
poder. Los adultos cantaron gaitas, después de medianoche, todos mis primos y
amigos nos reunimos en mi casa para ver los regalos de cada uno, esa nochebuena
aprendí que los regalos y la comida no son la importancia mayor, sino que lo
más importante es estar junto a tu familia y seres queridos y, a pesar de los
desafíos, una familia unida lo puede todo.
Me parece BN porque enseña está lectura una enseñanza grande de la navidad
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ResponderBorrarTe amo mi amor me hace feliz tu logro
ResponderBorrarNos muestra que lo más importante en navidad no son los regalos ni la comida sino estar unidos en familia
ResponderBorrarQue bueno saber de rus progresos. Siempre lograrás lo que te propones, bien por Eli que es quién seguirá tu ejemplo Jhoniel. Te felicito hijo.
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